Eres Lo Que Dices

Todo ser humano tropezamos en muchas áreas en esta vida, pero especialmente con nuestras palabras. Si logramos refrenar nuestras palabras, pues tenemos el poder suficiente para controlarnos en todos los sentidos. Generalmente, esto significa que nuestro carácter ha madurado y está plenamente desarrollado. El problema es que vivimos en un mundo caído, que incluye muchos intentos de desprendernos de heridas, actitudes, emociones y sentimientos que impiden nuestro progreso.

Primero, debemos estar conscientes que nuestras palabras salen de nuestro corazón. “…de la abundancia del corazón, habla la boca.” (Lucas 6:45) Tropezar en palabra es expresar o manifestar la corrupción que tenemos en el corazón. Nuestras creencias, que muchas veces existen y se manifiestan a nivel subconsciente. Programaciones que hemos acumulado atravez de la vida en este mundo y que se manifiestan sin esfuerzo o pensamiento alguno.

No tropezar en palabra o hecho es tener un corazón libre y puro. Libre de ataduras, que son los derecho de la voluntad humana de vivir en la esclavitud. El libre albedrío que muchas veces nos causa mas dolor que bien. Cuando nos vamos despegando de estas ataduras, somos capaces de seguir creciendo hacia la libertad completa. Cuando permanecemos apegados (soy como soy - no puedo cambiar) o inconscientes de las ataduras, luchamos constantemente con ser felices y vivir en paz.

Como lo logramos?

Cuando tienes un pensamiento o deseas hablar mal de alguien, lo haces porque hay amargura en tu corazón. No importa la circunstancia o lo que alguien te hizo para que te sientas así. Lo que importa es que hay amargura en tu corazón y eso se manifiesta en maneras destructivas, sea en palabras o hechos. Y es esa amargura que te hará sufrir, a menos que no te despegues de ella.

Hay que primero soltar o renunciar un derecho. Es decir el derecho a sentirse ofendido, o el derecho a no perdonar, o el derecho a permanecer enfadado con la persona que te hizo el mal. Tienes siempre el derecho, pero es ese derecho que te mantiene en un estado de sufrimiento y esclavitud. Dios dice que despertemos a esta dinámica en nuestros corazones:

Si bien en otro tiempo eran tinieblas, ahora son luz en el Señor. ¡Anden como hijos de luz! Pues el fruto del Espiritu es en todos bondad, justicia y verdad. Aprueben lo que es agradable al Señor y no tengan ninguna participación en las infructuosas obras de las tinieblas sino, más bien, denúncienlas… Por eso dice: “¡Despiértate, tú que duermes, y levántate de entre los muertos, y te alumbrará Cristo!” (Efesios 5:8-14)

Los apegos son basados en la vida que viviste antes de Cristo, cuando vivías en tinieblas. Programaciones o estrategias subconscientes que desarrollaste para evadir los sufrimientos de la vida. Lo que no vemos es que estas estrategias causan aun mas de lo que tratamos de escapar, el sufrimiento. Y así el enemigo tiene la humanidad atados de pensamiento y corazón.

El proceso de abandonar derechos no requiere esfuerzo - sólo requiere conciencia y entrega. Estar consciente o despierto de lo que sucede en tu corazón y tratar con lo que sientes, no con personas o circunstancias externas.

El corazón es la raíz o el centro de lo que sientes. Así que en vez de sentirse lleno de amargura, enojo o frustración, piensa como Dios desea que te sientas: “amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y dominio propio.” (Gálatas 5:22-23 - Fruto del Espiritu)

Si Dios lo declaro para nuestras vidas, también nos empodero y lo hizo posible recibirlo. “Pero recibirán poder cuando el Espíritu Santo haya venido sobre ustedes...” (Hechos 1:8)

Esta dinámica espiritual se manifiesta como sumisión y obediencia a Dios, porque estamos negándonos a nosotros mismos (derechos), tomando nuestra propia cruz cada día, y síguiendo el ejemplo de Jesucristo (Lucas 9:23). Estamos sometiéndonos a Dios y resistiendo al enemigo (Santiago 4:7).

Entendamos que nuestra lucha no es contra carne ni sangre (otras personas), “sino contra principados, contra autoridades, contra los gobernantes de estas tinieblas, contra espíritus de maldad en los lugares celestiales.” (Efesios 6:12)

Segundo, entendamos que esto es un proceso, no un evento. Cada vez que despiertas a un elemento destructivo que existe en tu corazón, tienes la oportunidad de obtener la victoria sobre el enemigo y sobre ese ataque espiritual. Despiertas, tomas acción, ganas la batalla, eres transformado un poco mas.

El Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Por tanto, nosotros todos, mirando con el rostro descubierto y reflejando como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en su misma imagen, por la acción del Espíritu del Señor. (2 Corintios 3:17-18)

El Proceso!

Te enojas, te das de cuenta que ese enojo salió de tu corazón, perdonas al quien te ofendió, manifiestes luz en vez de tiniebla (Fruto del Espiritu), ganas en ese momento la lucha que mora en ti, hieres o destruyes esa atadura, tomas un paso mas hacia la perfección. En tiempo, saldrá a la superficie el siguiente apego, y volvemos a empezar el proceso.

Ser libre es vivir bajo completo control espiritual y físico del Espíritu Santo, manifestando luz (Fruto del Espíritu) en vez de tinieblas (obras de la carne - Efesios 5:19-21).

También es importante saber que Dios va a permitir situaciones para causar que esos apegos salgan de la subconsciencia (tinieblas) para ser reconocidos conscientemente (luz). Aceptar lo que Dios trae a la luz es parte del proceso. Si lo resistimos, resistimos a Dios. Si lo ignoramos, ignoramos a Dios. Si lo aceptamos y actuamos, obedecemos a Dios.

Debemos entonces obedecer el impulso de Dios, arrepentirnos y rendir el apego a El. Así aplicando la verdad bíblica y aceptando esa verdad.

Ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal. (Santiago 3:8)

La Palabra de Dios nos enseña que utilizando todos los esfuerzos y recursos humanos que existen, nunca podremos dominar lo que habla la boca, cuyas palabras salen de la abundancia del corazón (subconsciencia). Y si en el corazón permanecen estos apegos destructivos, esas palabras nos son veneno mortal, tóxico a nuestra vida espiritual y física.

Si en el corazón hay corrupción, todo lo que puede salir de ella es maldad y rebeldia incontrolable. Veneno que si es recibido y creído por otro, puede causar corrupción en ese corazón también.

La solución siempre sera el rendirnos y someternos a Dios. El no conformar nuestros corazones y pensamientos a las costumbres de este mundo, sino ser transformados por el proceso que Dios estableció por nosotros. Despertar a la corrupción que existe en nuestros corazónes, renovar nuestra mente con la voluntad de Dios, tomar acción manifestando el fruto del Espíritu, y recibir la victoria que Cristo nos dio! Recuerda, Eres Lo Que Dices!

- Pastor Roberto Pinzón

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